Ecos del ascenso: Fernando Mier Bolaño

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Mientras la euforia de los aficionados se hacía evidente en las calles de Villavicencio, Santa Marta y el departamento del Magdalena, una ráfaga de recuerdos y cierta desazón se posaron en mi mente.

Fue un déjà vu que comenzó a cabalgar en el instante en que culminaron los 90 minutos entre el onceno de la Media Colombia y los bananeros; todo esto en medio de las dudas sembradas por un sistema de torneo que, por lo confuso y perverso, desconcierta a cualquiera.

Les aseguro que, pese a conocer el reglamento de la Dimayor y las últimas disposiciones de una larga y flamante asamblea, también quedé atónito por la forma en que se ratificó lo obvio antes de la gran final.

Más allá del trámite de la pelota y del comportamiento futbolístico de ambos equipos en el estadio Bello Horizonte, la expectativa giró en torno a las fórmulas matemáticas para el ascenso o un eventual repechaje con el Real Cartagena, que al final nunca ocurrió.

En la sucesión de recuerdos que compartí con las personas que observaban el partido, alguien me abordó para sugerir, con cierta sorna, que en el torneo de ascenso se jugaba un “playoff” al estilo de las Grandes Ligas del béisbol. Fue entonces cuando ratifiqué que tanto la afición como los mismos jugadores de Unión Magdalena y Llaneros, terminaron agotados por la seguidilla de enfrentamientos entre ellos.

Resulta incuestionable. Sin embargo, lo anacrónico del sistema implementado en la categoría B del fútbol colombiano, no debe opacar el gran esfuerzo del campeón del segundo semestre. El Unión Magdalena, de la mano de Jorge Luis Pinto, vuelve a ser inquilino de la Liga, una categoría que debe defender con orgullo para honrar su historia.

Asimismo, Llaneros de Villavicencio, con sobrados méritos, se ganó su cupo en la A, aunque algo desdibujado en las finales.

Atrás quedarán las lamentaciones y el manto de duda alimentado desde nuestra parroquia, la Heroica y por un sector de “microfoneros” capitalinos. Aunque no se puede soslayar los rumores, incluso durante la definición desde los doce pasos, cuando algunos fanáticos, en tono burlesco, mencionaban un “arreglo” que seguramente quedará como simple anécdota.

Lo cierto es que el sistema del torneo de ascenso requiere un cambio urgente. Seguramente, a raíz de lo sucedido, los asociados a la Dimayor ya vislumbran la necesidad de ajustarlo para evitar especulaciones y componendas, propias de un medio que también ha sido permeado por la politiquería.

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