Después de semanas marcadas por la violencia contra la fuerza pública en Colombia, el Clan del Golfo habría tomado la decisión de suspender el denominado “Plan Pistola”, una ofensiva armada que dejó más de 20 policías y militares asesinados en distintos departamentos del país.
La determinación del grupo armado, revelada por Caracol Radio, provendría de su máximo cabecilla, Jesús Ávila Villadiego, alias Chiquito Malo o Comandante Javier, quien habría ordenado el cese inmediato de los ataques contra uniformados.

La medida llegaría tras una contundente reacción por parte de las autoridades colombianas, que reforzaron la seguridad de los miembros de la fuerza pública y activaron una ofensiva militar conocida como la Operación Agamenón, con la que han golpeado de manera directa la estructura criminal de esta organización.
En una rueda de prensa el 5 de mayo, el brigadier general Carlos Fernando Triana, director de la Policía Nacional, afirmó que alias Chiquito Malo fue quien dio la orden directa de ejecutar los asesinatos recientes. “Las órdenes de generar asesinatos a los policías o a los militares es de alias Chiquito Malo, cabecilla del Clan del Golfo”, indicó.
La escalada de violencia, según el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, fue una reacción desesperada del Clan del Golfo ante los éxitos operativos del Estado. “Lo que hemos visto en los últimos días es la reacción de unos criminales que han optado por medidas que se salen de cualquier norma, incluso de las normas establecidas para la guerra. Y la reacción se debe a los contundentes golpes que le ha dado la fuerza pública a esa estructura criminal”, explicó.

Desde el inicio de la operación Agamenón, el 15 de abril de 2025, han sido capturados 217 presuntos integrantes del grupo armado y otros 15 han sido dados de baja en acciones militares. Entre los abatidos están alias Barranquilla y alias Mayinbu, señalados de participar en el asesinato del subintendente Nelson Cárdenas en Salgar, Antioquia, el pasado 16 de abril, hecho en el que también resultó herido otro uniformado.
Además, las fuerzas del Estado han incautado 123 armas de fuego, más de 15.000 cartuchos, 11 explosivos, 3 lanzadores y cerca de 7 toneladas de estupefacientes. A esto se suman 73 allanamientos, 56 laboratorios destruidos y 15 miembros del grupo sometidos a la justicia.
La estrategia del Gobierno se ha enfocado en atacar al Clan del Golfo desde cinco frentes: la eliminación de sus economías ilícitas (narcotráfico y minería ilegal), la captura de mandos medios y altos, la desarticulación de sus conexiones internacionales, y la identificación de posibles infiltrados dentro de la fuerza pública.
En este contexto, la decisión del Clan del Golfo de suspender el “Plan Pistola” no parece ser un acto de buena voluntad, sino una respuesta estratégica ante la presión militar, las pérdidas internas y el debilitamiento sostenido de su estructura. Aunque no está claro si buscan abrir la puerta a una negociación con el Estado, lo evidente es que su capacidad operativa ha sido golpeada con fuerza.





