Una vez más, la historia se detiene en Roma. A las 18:00 horas de este jueves, una fumata blanca emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, señal inequívoca de que los cardenales reunidos en cónclave han alcanzado un consenso: hay nuevo Papa.
Miles de fieles y visitantes congregados en la Plaza de San Pedro estallaron en vítores y aplausos al ver el humo blanco, símbolo milenario de que la Iglesia Católica tiene nuevo guía espiritual tras el fallecimiento del Papa Francisco.
El anuncio oficial será realizado en breve desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, donde el Cardenal Protodiácono pronunciará el tradicional “Habemus Papam” y revelará el nombre del nuevo Pontífice, que se convertirá en el sucesor número 267 de San Pedro.
La elección, resultado de intensas jornadas de deliberación entre los 133 cardenales electores, marca el inicio de una nueva etapa para el Vaticano y el mundo católico, en un contexto global que demanda unidad, diálogo interreligioso y respuestas firmes a desafíos sociales y espirituales.
El mundo mira ahora hacia Roma, expectante ante la aparición del nuevo Papa, cuya figura y mensaje definirán el rumbo de la Iglesia en los años venideros.