El presidente Gustavo Petro ha decidido declarar el estado de conmoción interior y la emergencia económica en el Catatumbo, una región en el noreste de Colombia, sumida en una ola de violencia creciente.
Esta medida extraordinaria fue anunciada a través de un mensaje en la red social X (anteriormente Twitter), lo que ha generado una amplia repercusión política y social. Se trata de la segunda vez que el mandatario recurre a este tipo de herramientas durante su gobierno.
Petro explicó en su mensaje que la medida tiene como objetivo restaurar el orden en la región, que ha sufrido los efectos devastadores de los enfrentamientos entre grupos armados ilegales. «Espero del poder judicial su apoyo. El copamiento militar siempre se desarrollará con la transformación económica de las regiones bajo violencia», declaró el presidente, subrayando que las acciones militares estarán acompañadas de planes de desarrollo económico para las zonas afectadas.
La situación en el Catatumbo es alarmante. Según la Defensoría del Pueblo, hasta el pasado domingo se registraron 80 víctimas mortales y más de 11.000 desplazados.
La región, que históricamente ha sido un foco de conflicto armado, ha visto intensificarse las disputas por el control de rutas de narcotráfico, lo que ha sumido a las comunidades rurales en un clima de terror.
Ante esta crisis, Petro suspendió las negociaciones de paz con las disidencias de las FARC y el ELN, acusando a estos grupos de estar involucrados en «crímenes de guerra».
La medida de conmoción interior, prevista en la Constitución de 1991, otorga al presidente facultades extraordinarias para enfrentar la situación, incluyendo la posibilidad de expedir decretos con fuerza de ley y suspender temporalmente normas que se opongan a la emergencia.
La declaratoria de emergencia económica se puede extender por hasta 90 días, con posibilidad de renovación, siempre que cuente con la aprobación del Senado. La Corte Constitucional tendrá un papel clave en la validación del decreto, asegurando que las acciones del gobierno respeten los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Sin embargo, las críticas no se han hecho esperar. Defensores de derechos humanos y sectores de la oposición temen que la intensificación de la intervención militar agrave las violaciones a los derechos humanos en la región.
El gobierno de Petro enfrenta un gran desafío al tratar de equilibrar la seguridad con los derechos humanos. A pesar de la crítica, el presidente ha reafirmado su compromiso con soluciones integrales que no solo incluyan el uso de la fuerza, sino también estrategias de desarrollo económico para las regiones más golpeadas por el conflicto armado.
La comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos en Colombia, especialmente en lo que respecta al respeto de los derechos humanos durante la implementación de estas medidas excepcionales.